La reforma tributaria viene
En el inicio de las protestas estudiantiles el gobierno pudo haber intervenido inyectando recursos fiscales, de manera de focalizar las demandas, antes que creciera el movimiento; apostó a que con los días se debilitara.
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Andrés Sanfuentes
En el inicio de las protestas estudiantiles el gobierno pudo haber intervenido inyectando recursos fiscales, de manera de focalizar las demandas, antes que creciera el movimiento; apostó a que con los días se debilitara.
Había signos que un problema mayor se estaba generando. Por ejemplo, el crédito CAE que ayudó a la incorporación masiva de estudiantes a la educación superior, acumulando préstamos difíciles de pagar, una vez que empezaban a incorporarse al trabajo; sin embargo, las consecuencias de pasar a 1.070.000 matriculados en la educación terciaria no fue prevista y explotó junto a otras demandas de los sectores medios, que comenzaron a preguntar ¿cuándo nos toca a nosotros, que no hemos sido los pobres protegidos por las políticas sociales del Estado, ni los favorecidos por la irritante concentración del poder y el ingreso?
La salida de la actual situación de movilización social implicará un fuerte aumento del gasto fiscal. Eso lo saben todos y ha originado que las resistencias oficiales a la moderación han ido amainando. Incluso al interior del gobierno han empezado a surgir voces que lo ven como inevitable, incluso a nivel ministerial. Solamente resiste, como puede, el ministro de Hacienda que ya está dispuesto a considerarlo y también una modificación tributaria. El propio presidente Piñera ha manifestado que los chilenos “están pidiendo una sociedad más justa, una sociedad más igualitaria, con menos desigualdades, o con mayor igualdad de oportunidades, porque las desigualdades que vivimos en Chile son excesivas, y yo siento que son inmorales, porque están atentando contra lo que es la esencia de una sociedad, que es su cohesión y armonía interna. Y se han hecho intolerables. Y eso la gente lo ha expresado con mucha fuerza”.
Al interior de los partidos de la Alianza se suman quienes están por políticas que no solo favorezcan a los más pobres, sino también a la clase media; incluso en la UDI, donde se mantienen algunos núcleos neoliberales que piensan que los problemas se resuelven con el mero crecimiento económico que incrementaría los ingresos fiscales y que los mercados se ajustarían con rapidez, evitando las desigualdades excesivas.
Los gremios empresariales se mantienen en la resistencia a los tributos. ¡Era que no!, como diría Ramón Barros Luco. En este cuadro, “los grupos fácticos se sienten huérfanos de poder “, como señaló un empresario financiero.
La necesidad de recursos no se limita a las principales demandas de la Educación Superior en créditos y becas; también están los aportes basales para las universidades y el fomento a la ciencia y la tecnología. Por otra parte, para atenuar la desigualdad será indispensable reforzar la educación media, con serios problemas de calidad; los futuros cambios en la municipalización; y las necesidades del sistema pre escolar, origen de las desigualdades. A lo anterior se agregan los requerimientos de los otros sectores sociales y productivos, y la reconstrucción.
El sistema tributario se ha transformado en otra fuente de desigualdad, donde los segmentos de altos ingresos no solo evaden sino que principalmente eluden. Es decir, utilizan las propias normas.
Hacienda calculó que en 2011 el “gasto tributario” equivaldrá al 4,27% del PIB en 2011, alrededor de $4.958.652 millones. La principal fuente de elusión está en el impuesto a la renta, especialmente los “diferimientos de impuestos”, pagos que se aplazan para un futuro que no siempre llega, tanto en empresas como personas.
Otro componente sería el impuesto a las utilidades de las empresas, establecido transitoriamente en un 20%. Sin embargo, los gastos fiscales futuros serían permanentes y no transitorios.
La evidencia ha mostrado la necesidad de una mayor contribución de la minería del cobre al país, favorecida por el maná que le está cayendo del cielo.
Los problemas ambientales que sufre el país harían conveniente cambiar desde las prohibiciones a la regla que el que daña el medio ambiente paga.